Manuel Rojas, escritor
chileno (1896 – 1973), con estilo
revolucionario para su época, es quien compone este cuento, en este se nos
presenta la historia de un joven, que
disfrutaba de la vida de navegante, sin embargo, decide dejar el vapor en la
que se encontraba en Punta Arenas, desde ahí se embarcó y ocultó en otro que se
dirigía hacia el norte del país, pero fue descubierto y abandonado en el primer
puerto que encontró.
A pesar de que no sabía
hacer nada en particular, buscó trabajo por la ciudad, sin encontrar nada, y
aunque marineros le ofrecían comida, la vergüenza le impedía aceptarla, lo que
conllevo a que pasará tres días sin comer nada. Ya al día cuarto se decidió a
comer como fuese, por lo que primero, se le ocurrió conseguir trabajo en un
barco que cargaba trigo, y al finalizar la jornada quiso cobrar aunque sea un
adelanto para poder comer, sin embargo se lo negaron.
Entonces, ya desesperado por
el hambre, decide entrar a cualquier lugar, comer, y luego disculparse por no
poder pagar, es así como entra en un
negocio donde sirven leche, elije una mesa y se sienta, pide un vaso de leche con galletas y empieza
a comerlas lentamente para no levantar sospechas a la dueña del negocio; sin
embargo, se le hace difícil contener las lágrimas al probar el primer bocado.
Al verlo llorar, la mujer se
compadece de él y le entrega otro vaso
con galletas, él se las come y se va ya de noche, agradeciendo lo recibido, al irse recuerda a la dueña del
negocio pensando en recompensarla algún día, pero esos pensamientos poco a poco
se van diluyendo. Llega junto al mar, y duerme.
Podemos ver, como Manuel
Rojas, a través de un narrador omnisciente, retrata la pobreza de un joven aventurero,
pero no solo de él, sino que también, del ambiente de miseria en el que se
encuentra inserto, puesto que así como él, hay muchos otros antiguos marinos
que andan mendigando por la ciudad. En este ambiente de marginalidad es donde
pone ciertos personajes caritativos, primero con un marino inglés, y luego con
la mujer dueña del negocio, ambos, intentan ayudar al protagonista a superar su
principal problema, el hambre.
Con el primero, se muestra
de forma tímida, no aceptando el ofrecimiento del marino, sin embargo, en su
segunda oportunidad, y alentado por el hambre, entra al negocio a pesar de no
tener dinero pagar, e incluso acepta el regalo de la mujer.